miércoles, 24 de marzo de 2010

Gorilato de peso completo

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María Teresa Jardí PorEsto 23 de Marzo de 2010

A jalarle las orejas al que funge como titular del Poder Ejecutivo en México, con alma de dictadorzuelo, pero sin el tamaño necesario tampoco para serlo, un usurpador que aceptó entrar por la puerta de atrás y que por la de atrás va a salir, dejando al país destruido en su totalidad. A jalarle las orejas al conjunto de su equipo, tan de quinta, llega hoy a México el gorilato de peso completo de los Estados Unidos de Norteamérica. Una afrenta para el Ejército Nacional la venida no a entrevistarse con sus pares, que aquí no existen, a pedirles cuenta a los encargados, como sus empleados, de limpiar el patio trasero.


Desacreditado hasta la náusea por decisiones acatadas en función de su reconocible lealtad al poder civil. No se puede ser leal a un usurpador de mierda. Ejército Nacional enviado a enfrentarse sin órdenes claras ni límites precisos a una falsa guerra motivada por el dinero que deja la clandestinidad en la que se mantiene a la droga debido a que nadie aspira a que dejen de moverse los millones de dólares que les propicia la mercancía prohibida a los gobiernos.
Desacreditado con las declaraciones de funcionarios incompetentes, que son ya los únicos que aquí se coleccionan, los que negando lo evidente, o con la boca muy suelta antes de conocer el entramado correcto de los hechos, declaran la sarta diaria de incoherencias con las que al Ejército Nacional también le pegan.
A la tragedia que significa para los padres la ejecución de sus hijos, se suma otro crimen para la nación entera, del procurador estatal, criminalizando a los estudiantes por el hecho de haber estado en el lugar incorrecto, que hoy lo es el territorio nacional completo, en el momento en que no debieron estar, que son las 24 horas del día, para todo mexicano mortal.
Puede ser, todo parece indicar, que el enfrentamiento en Monterrey cerca del TEC se dio entre sicarios y militares. Con la adrenalina al alza es posible que los militares hayan ultimado a los dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey. Y las mismas posibilidades existen de que la trayectoria de las balas haya venido de aquellos a los que el Ejército se enfrentaba. Pero, cero investigaciones, les parece más fácil declarar cualquier cosa a sabiendas de que se les va a revertir y de que lo único que acumulan los gobernantes hoy es el desprecio absoluto del pueblo que mira pasmado el bajo nivel que tienen los que llegan a los cargos de gobierno con una sola mira: la de enriquecerse como si no fueran a morirse nunca en la vida.
Hecho lamentable el asesinato de los estudiantes de Juárez y de los de Monterrey. Hecho igual de lamentable que la ejecución de los empleados del Consulado. Pero en el caso de los de allá ya tienen arraigados a 25 integrantes de la banda de sicarios que se conoce como la de “Los Aztecas”, a los que interrogan en presencia de sus abogados, sin necesidad de torturarlos, para establecer la autoría del crimen y para juzgar a los autores.
Hecho abominablemente cotidiano aquí en nuestro país. Hecho inaceptable en todos los sentidos. Pero más inaceptable aún es la impunidad que lo cobija. Hecho que da cabal cuenta de la inutilidad del PAN como gobierno federal. Hecho que evidencia que el titular usurpador del Ejecutivo mexicano, no da más y su función debe dejar ya, hoy, mejor que mañana y habría sido mucho mejor que se le hubiera exigido su salida ayer.

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